sábado, 20 de julio de 2013


La mayoría de veces que recordamos los tiempos de la escuela, lo primero que se nos viene a la mente son las cosas que marcaron nuestra vida emocionalmente, los amigos, nuestras novias, los profesores que nos fastidiaban, esas inolvidables bromas que ingeniamos... pero nunca le diremos a nuestros amigos de infancia, a aquellos con los que compartimos inescrutables confidencias algo como esto: "Tengo tan buenos recuerdos de cuando descubrí lo que se necesita para hacer crecer una planta en un algodón" No sé yo si a alguno le resulta nostálgico escuchar un recuerdo como este, pero de lo que sí estoy seguro es de que todos hemos vivido experiencias que han influido para que aprendamos buenas lecciones en nuestra vida. Y en este caso ¿qué es lo que a las personas les ayuda a realmente "aprender "? hay un dicho que dice: "El burro no cae dos veces en el mismo pozo" ¡pero el hombre sí! Ese hombre que fue capaz de sacar de sus manos un artefacto que le permitiera llegar al astro tan codiciado de la luna, ahora no puede comprender que, sea como sea, tarde o temprano, su esposa descubrirá el rollo que existe entre él y su secretaria, ¡no es capaz! para él todo está solucionado. Sólo un par de evasivas express (reunión de trabajo, horas extra, llamado de su jefe) y ¡listo!, ni ella ni el jefe se darán cuenta del tipo de niño que piensa que es listo al robarle picosos limones a su vecina pensando que son naranjas. Son cosas que no se aprenden en la escuela, son enseñanzas de la vida, que como la mejor maestra, no enseña desde una tarima con una pizarra, sino en un estrado ante un juez y tu esposa que te exige la mitad de tus preciados bienes...

¿Quienes son los verdaderos maestros en nuestra vida?

"La educación empieza cuando hemos olvidado lo que aprendimos en la escuela." Albert Einstein.